A poco de cumplirse un mes de haber ido a mi tercer concierto de Maiden, me decidí a escribir de la experiencia que fue el haber estado rockeando con uno de los mejores y más clasicos grupos de metal a nivel mundial.
El concierto comenzaba a las 7 de la tarde, por lo que llegar temprano para quedar en primera fila era una de las prioridades que había que cumplir. Lamentablemente, a unas 10 mil personas se les ocurrio la misma idea, y al momento de llegar al estadio, las filas eran inmensas. Por lo que la idea de quedar en primera fila se desvanecia rapidamente. Y tener que aguantar unas 3 horas haciendo una fila hasta que abrieran las puertas del estadio, tampoco parecia muy agradable. Pero fue... era lo que había y ya. La idea de ver al grupo favorito de uno, permite que el tener que aguantar esas cosas sea mucho más pasadero. Además, estando con amigos, todo pasa más rapido.
Cabe destacar que el concierto fue en día Domingo, el día más aburrido de la semana. Por lo mismo, la idea de el concierto, lo transformaba en un muy buen día.
Bueno, volviendo a la fila, fueron aproximadamente 3 horas, en las que entre un restaurant chino que no nos quizo vender arrollados primavera, un sol que quemaba si lo mencionabas (por suerte no fui de negro, si no, muero), un desmayo de la chica que estaba delante de nosotros, y una clasica guerra de botellas, pudimos aguantar de un modo inexplicable, puesto que las filas no son lo más agradable de la vida.
Luego, a eso de las 4, abrieron las puertas del estadio. Entramos, y corrimos al lugar del concierto. Al momento de llegar, calculo que habían unas 2000 personas al menos en la cancha. O sea, las minimas esperanzas que quedaban de primera fila, se esfumaron por completo. Decidimos entonces, hacer de las 3 horas que faltaban, algo más llevadero, esperando sentados en tribuna. En eso la sed me tenia a punto de la deshidratación, y una Coca-Cola, que me costó $1.000 (estafadores ¬¬) ayudo a no morir en ese momento.
Faltando media hora para que comenzara el concierto, fuimos al baño, y luego a la cancha, comenzando a avanzar lentamente, esquivando a miles de metaleros, con el fin de quedar lo más cerca del escenario posible.
Y avanzando, comenzo a tocar la hija del bajista, Steve Harris, quién "teloneaba" al grupo que todos esperaban ver. La chica no era nada mala, pero no era de todo el gusto de los asistentes, que entre gritos coreaban "Maiden, Maiden". Ya cuando había finalizado de tocar, nosotros habíamos avanzado un montón, quedando a menos de 35 metros del escenario. Seguimos con la estrategia de avance antes de que empezara Maiden, y logramos avanzar otros 5 metros (supongo), hasta que de pronto, escuché el "Churchill´s spell" y sabía que se venia. Luego del "and we´ll never surrender..." se desato todo. Partía con Aces High, y ya todas las estrategias se iban al carajo, solo había que disfrutar de las canciones. Y eso hicimos. Durante las 16 canciones. Solo clasicos. Simplemente increible.
Cantar, saltar, vivirlo. Durante 2 horas.
Partimos con Aces High.
Luego, 2 Minutes to Midnight.
Revelations.
The Trooper.
Wasted Years (increible).
The Number of the Beast (clasico de clasicos).
Run to the Hills.
Rime of the Ancient Mariner (la canción más larga de Maiden).
Powerslave.
Heaven can wait.
Can I Play with Madness?
Fear of the Dark (a mi gusto de lo mejor que tiene Maiden, y si que tiene cosas buenas).
Iron Maiden (y la aparición de Eddie del Somewhere in Time).
Moonchild.
The Clairvoyant.
Y finalizamos con Hallowed be thy Name.
Un tracklist de 16 excelentes temas. Salí agotado. Insolado. Deshidratado.
El regreso a casa fue horrible. No quería saber nada más de nada. Solo llegar a casa. Tomar unos 10 litros de agua. Otros 5 de gatorade. Y finalmente unos 6 de Coca-Cola.
Encima, llegue a casa y no había nada de beber (excepto agua). Y nadie fue capaz de ir a comprarme algo. Así que parti a comprar una gatorade y una Coca-Cola. La gatorade no me duró ni siquiera una cuadra. Luego de esa, ya sentia de nuevo la saliba en mi boca (que había desaparecido por completo). Pero por más que entraba liquido a mi cuerpo, seguía sintiendo sed.
Hasta que finalmente me comence a sentir mejor.
Quizas me pregunten si ese sufrimiento valio la pena. Es decir, estar al borde del desmayo, insolarme, o casi deshidratarme, por un simple concierto? Y dejenme decirles algo...
Si lo vale.
Lo vale mucho.
Y les aseguro, que lo volvería a hacer.
Una y mil veces.
Las fotos
Con Jaroba y Carlos
